TRASTORNOS GRAVES DE LA CONDUCTA
- Felipe L. Gutiérrez C.
- 16 ene 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 ene 2024
¿Qué es el trastorno grave de la conducta?
Los Trastornos de la Conducta y del Comportamiento, es un patrón de comportamiento persistente a lo largo del tiempo que afecta a los derechos de los otros y violenta las normas apropiadas de la edad. Implica la presencia de conductas inadecuadas para la edad, dificultades en el funcionamiento diario del niño en el ámbito familiar, escolar y/o social, llegando a ser visto con frecuencia como «inmanejables» por las personas de su entorno.
Las conductas graves e inadecuadas en los niños son, lamentablemente, una situación bastante común en la actualidad afectando negativamente a todo el entorno de los niños afectados, hermanos, padres, familiares, profesores y hasta sus compañeros de clase. Es necesario, por tanto, detectar y resolver este tipo de conducta cuanto antes.
Las estadísticas indican que los trastornos graves de conducta aparecen en distintos momentos dependiendo del género. Para los chicos, la edad promedio está entre los 8 y los 10 años. Mientras que, para las niñas, es entre los 14 y los 16.
No todo niño con una conducta inapropiada tiene «trastorno del comportamiento». El incumplimiento de las normas, la agresividad o la rebeldía, son normales cuando son aislados y cuando su intensidad no va en aumento con el paso del tiempo.
¿Cómo identificar un trastorno grave de conducta?
Es la gravedad, la intensidad, la frecuencia y el patrón de conducta que aparece como negativa, desafiante, disruptiva, destructiva o agresiva, lo que servirá para distinguirlas, así como el deterioro de las relaciones escolares y sociales que este patrón de conductas acaba produciendo.
Los niños que posean o se encuentren desarrollando un trastorno de conducta generalmente presentan calificaciones muy bajas en sus estudios, un bajo rendimiento escolar. Incluso puede que manifiesten su deseo de abandonar la escuela en algunos casos.
Un síntoma muy frecuente son las reacciones exageradas ante situaciones sociales que resulten estresantes. Entre estas se destacan: los gritos, las rabietas, los ataques de ira e inclusive los golpes, por lo que resulta muy importante poner un alto a estas conductas apenas aparezcan.
Otro símbolo de alerta es que el círculo social del niño empezará a cambiar, ya que empezará a ser rechazado por sus compañeros. Sus relaciones con adultos se verán afectadas ya que tendrán problemas para aceptar la autoridad.

Este trastorno es generalmente consecuencia de otras alteraciones como:
Alteraciones en el desarrollo neurológico:
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Trastornos del espectro del Autismo (TEA).
Déficits de maduración de la corteza prefrontal.
Etc.
Alteraciones de la esfera afectivo- conductual:
Trastorno negativista u oposicionista desafiante.
Depresión infantil atípica.
Conflictos familiares.
Etc.
Combinación de las dos anteriores:
Casos en las que el niño presenta una alteración en la capacidad del aprendizaje, y eso provoca trastorno de su capacidad de adaptación al ambiente escolar, manifestándose como oposición a las reglas y a los convencionalismos educativos.
De una u otra forma estas circunstancias imposibilitan que los niños desarrollen un adecuado nivel de tolerancia a la frustración, así como de su capacidad para gestionar sus propias emociones, frecuentemente estas conductas negativas son reforzadas consciente o inconscientemente por su entorno familiar o escolar lo cual agrava el cuadro comportamental del niño.
¿Qué debo hacer si mi hijo/a presenta alteraciones graves de la conducta?
Es importante iniciar el tratamiento en forma temprana. El tratamiento es más eficaz si se adapta a las necesidades del niño y la familia en particular.
El primer paso del tratamiento es consultar con un especialista. Puede que se necesite una evaluación integral realizada por un profesional de la salud mental a fin de determinar el diagnóstico correcto, y las causas específicas que están provocando el comportamiento.
En el caso de los niños pequeños, el tratamiento con evidencia científica más sólida es la capacitación de los padres en terapia del comportamiento o conductual. En esta capacitación, el terapeuta ayuda a los padres a aprender técnicas eficaces para reaccionar al comportamiento del niño y fortalecer la relación padre-hijo.
En el caso de los niños en edad escolar y los adolescentes, un tratamiento eficaz que se usa a menudo es una combinación de capacitación y terapia que incluye al niño, la familia y la escuela.
¿Qué puede pasar si un niño/a con trastorno grave de conducta no recibe ayuda a tiempo?
La estrategia más eficiente dentro del tratamiento es una estrategia preventiva, debido a que en estudios de seguimiento de casos se ha observado que los niños que no han recibido ayuda, tratamiento o contención por parte de su entorno tienden a desarrollar trastornos de personalidad que afectan su vida adulta, así como también comportamientos autodestructivos como conductas riesgosas, o consumo de sustancias como alcohol o drogas.
Es por eso que es imperativo que los esfuerzos en realizar detecciones e intervenciones tempranas en sus causas y brindarles un tratamiento adecuado deben ser prioritarios. Recuerda que mientras más tarde se intente encontrar una solución más difícil será hallarla.
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